Cuando el cuerpo habla, hay una emoción no expresada.
En la sociedad en que vivimos se está tomando por costumbre o tendencia la de alejar a los niños de experiencias vitales que forman parte de la vida y que resultan dolorosas. Con este estilo de ver la crianza, la de protegerles de todo lo que puede frustrar o ser difícil de superar como por ejemplo: quitar el chupete a tu hijo de 3 años, lo que estamos haciendo es reforzar la negación del pensamiento realista y fomentar así el autoengaño, alejarlos de emociones negativas y, por tanto, generar miedo y desconfianza en sus posibilidades y, en definitiva, hacia sí mismos, como también alimentar la baja tolerancia a la frustración cuando las cosas no salen como uno desea.
La autenticidad, algo con lo que todos nacemos y vamos perdiendo a lo largo de la vida, es algo a lo que los niños son muy sensibles.
Como nos dice Elsa Punset:
“Un niño emocionalmente competente, será un adulto realizado”
Y estas palabras que suenan tan bonitas podemos aplicarlas desde la más tierna infancia …. Por ejemplo, cuando a un peque no se le enseña a compartir (aprendiendo a superar esa etapa del “Todo es mío. Hasta el mundo de las palabras me pertenece”) verá a los demás niños como una “amenaza”, no como algo «positivo”.
Si les sobre cuidamos o sobre protegemos a medio o largo plazo, van a tener muchos problemas para remar en el torrente de frustración que constituye la madurez.
Y esto de la frustración viene relacionado al surgimiento de rabietas según la parte del cerebro que estén poniendo en marcha y una de las técnicas para poder abordar mejor esas situaciones es la de “conectar y redirigir” (ver artículo anterior Luz, Cámara y Acción).
Y para desarrollarla a pleno y enseñarles a nuestros hijos o alumnos a crecer y madurar es muy necesario saber reconocer y respetar una óptima Comunicación emocional con y hacia ellos …
Como padres y educadores necesitamos educarles para que de mayores puedan ser eficientes en lo más importante de la vida social, como es, saber captar las emociones propias y ajenas, poder gestionarlas, aceptarlas y respetarlas aunque sean muy distintas de las suyas.
En este sentido, la Comunicación Emocional podemos definirla como:
“La comunicación para sí mismos y hacía los demás, basada en la identificación, reconocimiento y manejo eficaz de las emociones. Siendo la emoción, la energía que nos mueve y nos empuja a vivir. La inteligencia emocional nos permite viajar hasta el mundo interior de los demás para desde allí, conocer sus motivaciones más profundos, lograr acuerdos y colaboraciones”
Y es un tema importante y hasta fundamental porque la comunicación (gestual-verbal) es a las relaciones humanas como el aire que respiramos es para poder vivir; es imposible no comunicarse.
La comunicación humana se divide en un 7% en verbal, mientras que la no verbal completa el 93% restante. Y en este enorme porcentaje se encuentra la comunicación emocional.
¿Sabías qué???
- La inteligencia emocional cambia la química del cerebro y por tanto su estructura???
- Y que además nuestro estómago presenta ciertas neuronas que conectan con el cerebro???
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